8 may 2012

Actividad 8. Actitudes del investigador y dificultades del proceso

Para realizar la siguiente actividad, nos hemos servido del siguiente capítulo:
Pérez Serrano, G. (2001). Presupuestos metodológicos. Perspectiva crítico-reflexiva. En G. Pérez Serrano, Modelos de Investigación Cualitativa en Educación Social y Animación Sociocultural. Aplicaciones prácticas. Madrid: Narcea.

1.      De entre las actitudes del investigador, valorad cuáles de ellas poseéis en mayor intensidad y razona la respuesta.
Las actitudes de las que hablamos son las siguientes:
·         Actitud de curiosidad: que nos conduce a un cuestionamiento constante.
·         Actitud subjetiva y admirativa: capacidad de preguntarse el por qué de las cosas y de admirarse ante lo aparentemente pequeño y de la vida cotidiana.
·         Actitud de exigencia: evitar sesgos y prejuicios y permanecer vigilantes en todo momento durante el proceso.
·         Actitud ordenada: ordenación interna y externa y sistematización.
·         Actitud de servicio: ya que debe proporcionar algún bienestar colectivo.

La actitud que sin duda alguna tenemos en mayor intensidad es la de la curiosidad, cosa que no necesita justificación puesto que forma parte de nuestra personalidad por naturaleza.
La actitud subjetiva y admirativa también la poseemos en gran medida y además, esta se ve fomentada aún más por la carrera. La cantidad de información que percibimos y el hecho de que se nos den claves para dar respuestas a esos “por qués” nos incita a buscarlas y por otro lado, da buena cuenta de la complejidad del mundo y de lo necesario que es para profesionales como nosotros/as entender los fenómenos en su totalidad. Además, nos es imposible no sorprendernos ante esta complejidad.
La capacidad de evitar prejuicios y sesgos es otra de las actitudes que más se nos ha inculcado en la carrera, en asignaturas como antropología, en la que nos hablaban de la importancia distanciamiento y de evitar el etnocentrismo, entre otras.
La actitud ordenada es probablemente la que nos es más difícil de llevar a cabo, puesto que exige una constancia que por el ritmo de trabajo que llevamos es difícil, pero que al final siempre conseguimos.
Y por último, al igual que la actitud de curiosidad, la de servicio es la otra actitud que encontramos en mayor medida en nosotros mismos, ya que estudiamos esta carrera porque nos consideramos capaces de lograr el cambio y la transformación y la mejora de la calidad de vida de los que nos rodean.

2.      ¿Cuáles de las dificultades de la investigación en educación social descritas habéis podido comprobar por experiencia?
En primer lugar, hemos experimentado la dificultad del aspecto conceptual, puesto que la Educación social no es una profesión muy conocida y en ocasiones no está muy bien delimitada, por lo que es difícil en ocasiones saber cuándo una determinada investigación podemos considerarla competencia nuestra o debemos plantearnos dar paso a otros perfiles profesionales y viceversa.
Por otro lado, no podemos olvidar en una profesión como la nuestra dar a los proyectos ese carácter prescriptivo, puesto que si se llevan a cabo investigaciones, de estas deben surgir acciones, proyectos e intervenciones que mejoren la realidad objeto de estudio y eso no siempre ocurre.
Los problemas metodológicos y de falta de reflexión no los considero importantes, puesto que durante la carrera hemos tenido varias asignaturas que nos han ayudado a ser meticulosos en este aspecto y lo mismo en el caso de los instrumentos de recogida de datos.
Grandes barreras para los investigadores de los ámbitos sociales son sin duda las políticas-económicas y más en los tiempos que corren. En nuestra opinión, es probable que en el futuro nos sea difícil acceder a subvenciones y encontrar recursos financieros para investigar y más aún en este ámbito, al que se dedican recursos muy limitados.
Pero de todos, el mayor de los problemas es el personal, puesto que como expresa Pérez Serrano, muchas veces la necesidad de resolver lo inmediato nos dificulta tener tiempo para reflexionar sobre la acción y su posible mejora y en nuestra opinión, este es el mayor de los impedimentos de los educadores/as sociales ante la investigación educativa.
Hace unos días asistimos al VI Congreso Estatal de Educadores/as Sociales y en él se hablaba precisamente de la necesidad y la importancia de que los/as profesionales de la Educación Social nos sentemos a escribir nuestras experiencias, a reflexionar sobre ellas y a compartir nuestras reflexiones. El ritmo de vida al que estamos sometidos y ese carácter prescriptivo que exige nuestra profesión suponen grandes impedimentos que debemos superar.

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